“No podemos poner un policía detrás de cada estudiante”
El político cree que debe haber algo más que medidas restrictivas y sancionadoras a los universitarios que incumplen las medidas sanitarias.
Cuando en enero Manuel Castells (Hellín, Albacete, 78 años) fue elegido por Unidas Podemos como ministro de Universidades surgió un perfil falso en Twitter que comenzaron a seguir miles de personas deseosas de escuchar pontificar al destacado sociólogo. Pero Castells optó por enclaustrarse en el ministerio y su silencio —apenas dos ruedas de prensa en el mandato— le ha valido más de un editorial. Con esta entrevista en EL PAÍS y otras previas, el profesor de Berkeley y la Universitat Oberta de Catalunya se sitúa al fin en primera línea, cuando los focos miran al entorno universitario. Hasta 300.000 estudiantes van a quedarse sin clases presenciales para tratar de frenar la segunda ola de la pandemia y las imágenes del desenfreno en las fiestas y sus consecuencias en los colegios mayores (1.300 confinados, 425 contagiados) están en boca de todos.
Pregunta. ¿Tiene razón la rectora de Granada cuando lamenta el cierre su universidad y no de los bares por el virus?
Respuesta. Sí. El ocio nocturno es el principal punto de contacto peligroso para los jóvenes, por eso estoy muy de acuerdo con las autonomías que lo han cerrado.
P. Por el momento no se ha detectado ningún brote en las aulas, pero sí en su entorno.
R. Las aulas son seguras, no diría tanto los campus, porque depende de sus colegios mayores. Los protocolos están funcionando, están detectando a los contagiados, haciendo rastreos…
P. El foco está en los jóvenes.
R. Las reuniones familiares son tanto o más importantes [en la expansión de virus] que los jóvenes que beben en un bar. Bodas, cumpleaños, bautizos… todo lo que hace a esta sociedad maravillosa puede convertirse en nuestro abrazo letal. Sé de una comunidad que ha pedido a la Iglesia que cancele por un tiempo las comuniones. ¡Y en las comuniones no creo que haya grandes orgías!
Si los humanos no nos ayudamos, vamos a merecer desaparecer
P. ¿De qué va a hablar con el ministro Illa y los consejeros en la próxima reunión?
R. Debe haber algo más que medidas restrictivas y sancionadoras a los estudiantes. Porque, insisto, hay que ir al sentimiento interno, que acepten unas limitaciones. No podemos poner a un policía detrás de cada estudiante. Imaginemos que se cierra la cafetería de la facultad, ¿van a dejar de verse en el campus? No.
P. El Consejo de Colegios Mayores dice que pidió ayuda en primavera para hacer un protocolo y les derivaron a una empresa.
R. Las decisiones sanitarias las está tomando, y debe de ser así, de forma unificada el Ministerio de Sanidad. Si los derivaron, supongo que es porque había que hacer muchas cosas a la vez y había unas prioridades. Creo que tiene que haber protocolos comunes para los colegios mayores y residencias. Lo hablaremos con el ministro Illa.
P. En el colegio mayor de la Pontificia de Salamanca, por decisión propia, han creado grupos burbuja para comer, ver la televisión en el salón de actos…
R. ¡Me parece perfecto! Probablemente en esta excelente universidad tengan la ventaja de la inspiración divina. Hablaré con ellos.
P. Los colegiales no tienen a sus familias cerca y se confían.
R. Hay una creencia en España y en el mundo de que los jóvenes son inmunes y no es así. La incidencia mayor de contagios se da ahora entre los 19 y los 29 años. La Ceune [Consejo de Estudiantes Universitarios del Estado], con nuestro apoyo, tiene una campaña de consejos interpares. Que hablen entre los estudiantes y entiendan que o nos protegemos todos o no hay nadie que esté protegido. Las prohibiciones o las recomendaciones morales funcionan con los ya convencidos, pero no entre los que no.